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Estuve UNA SEMANA sin Instagram porque me saturé de mi propio trabajo. Necesité desconectarme de mis obligaciones para poder ganar perspectiva y esto es lo que aprendí.

 

Demasiadas plataformas: los problemas de la era digital

Cuando tomé la decisión de empezar esta carrera paralela como guía creativa, lo hice porque me había dado cuenta de que había mucha información en inglés, que no estaba disponible para el público de habla hispana. Información que había cambiado mi forma de escribir y que quería compartirla con los demás.

Y así empecé un recorrido, primero en Instagram (en octubre de 2018) y luego en YouTube (en abril de 2019). Sin embargo, las plataformas empezaron a multiplicarse un tiempo después. Porque arranqué con una lista de correos, después le sumé el podcast y también, los talleres y dinámicas que fui armando. Sin mencionar que de vez en cuando, escribía y publicaba algún libro.

Soy una persona organizada y por eso soy capaz de hacer todas esas cosas, incluso teniendo un trabajo de tiempo completo. Porque sí, trabajo nueve horas como la gran mayoría de la gente. Es decir que, en mis ratos libres, lo único que hacía era trabajar para mi pasión. Mientras que hay personas que leen libros, miran alguna serie o película o salen a dar una vuelta; yo me la pasaba trabajando.

Y no quiero decir que esas otras personas lo estén haciendo mal, AL CONTRARIO. Lo que pasa es que, cuando nos gusta algo, nos cuesta ponernos límites. No nos damos cuenta de cómo consume cada hora de nuestro día y perdemos de eje lo que verdaderamente importa.

Y a mí me estaba consumiendo mi pasión.

 

Ser perfeccionista en todo y la trampa de la comparación

Sin mencionar que soy una persona estructurada y comprometida. Y cuando digo que voy a subir un video todos los viernes, un podcast todos los lunes, un correo todos los miércoles, y cinco posteos por semana en Instagram… Tengo que hacerlo. No hay otra alternativa.

El tema es que sí, la hay.

Poco faltó para que empezara a mirar los números, casi obsesionarme con los resultados. Lo que me llevó a empezar a compararme con otros creadores, que estaban haciéndolo mejor que yo, que tenían más seguidores, más visualizaciones y mejores ventas de sus cursos.

Y yo, que le dedicaba cerca de 20 a 30 horas semanales a este otro trabajo, no estaba llegando a esos mismos resultados. Solo UN video de YouTube me lleva como mínimo cuatro horas, del que solo obtengo 500 visualizaciones.

Entré en un círculo peligroso, en el que cada día me obsesionaba más con el resultado y me hacía mal. Sentía que mi trabajo no era suficiente, que algo no estaba haciendo de manera correcta.

Y me estaba olvidando de lo más importante.

 

Volver al propósito: cómo recuperar la motivación

Más de UNA vez me dijeron que explico muy bien. Que gracias a mis videos empezaron a escribir o salieron de un bloqueo escritor del que venían padeciendo hace tiempo. Que, gracias a mi energía y experiencia, los alentaba a soñar con más.

Cuando entré en el círculo de la comparación, me había olvidado la razón por la que empecé a hacer esto.

Yo quería compartir con los demás el conocimiento que estaba adquiriendo, porque me había ayudado a mí a sentirme más segura con mis historias, a desarrollar mejores personajes, a escribir argumentos intrigantes.

Mi objetivo era ayudar a otros escritores que, como yo, en algún momento se sintieron perdidos.

Y eso lo estaba logrando, independientemente de lo que dijeran los números.

 

Nueva filosofía: enfocarme en lo que importa y cuando lo sienta

No será sencillo porque sigo siendo una persona organizada, estructura y comprometida; pero es necesario que haga el esfuerzo y empiece a concentrarme en lo que importa y que lo haga cuando lo sienta.

Es cierto que, para mantener todo el contenido gratuito, tengo gastos fijos mensuales (desde el mantenimiento de la web, suscripciones, artículos, etc.). Hoy gasto aproximadamente ARS10.000 o USD100 por mes para tener todo eso. Y estaría bueno que los ingresos de este negocio sean capaces de cubrir ese gasto. Hay meses que sucede, la gran mayoría no.

Pero mi pasión NO ES mi trabajo.

Afortunadamente, tengo un trabajo de tiempo completo, al que tengo que presentarme sí o sí día a día, me guste o no. Porque ESO es lo que HOY me da de comer.

Pero mi negocio o “side hustle”, es algo que lo hago porque me gusta, porque me hace feliz. Entonces, ¿por qué me presiono a hacer cosas cuando no lo siento? Sobre todo, cuando no hay NADIE que me obligue a hacerlo.

Con esto no quiero decir que voy a dejar de publicar, solo que voy a intentar ser más genuina y hacerlo cuando realmente lo sienta. Que ningún algoritmo me fuerce a mantenerme activa para no perder visibilidad.

Porque al fin de cuentas, cuando alguien hace las cosas porque realmente lo siente, se nota. Y ese es el mejor contenido.